Desplazarse entre una multitud
que se ciñe a las infinitas causas
del silencio.
Invocar lazos minúsculos,
la brusca parálisis
del tiempo ajeno.
Una bebida dulce de crisantemos.
Funerales con el lapso probable
de las estaciones que se manifiestan,
aún en su levedad.
¿Por qué siempre pongo a prueba
la aleación?
¿Por qué aceptamos lo extraño
como si el temblor fuese a llevarlo
todo a la cresta de una ola?
Fotografía: Miguel A. Martínez
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