Esas arias de Vivaldi con mujeres
de pelo largo y dulces sonrisas en las portadas
pueden regalarte unas horas de gloria,
esa epifanía.
Haces tus deberes, lees lo necesario, rebotas
unas cuantas informaciones. La música sacra
puede ser muy funcional.
Pero mi reino es de este mundo. Sin unas dosis
de rock´n´roll, sin el desgarro y la agitación,
sin la sensualidad hasta los límites de las costuras,
me entra un sueño invencible.
Alma negra y desmelenada.
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