Y, de repente, aquí en medio,
aparecen
un teléfono oscuro, unas cifras notables,
los apuntes de una reunión
nada voluptuosa,
anagramas que no recuerdo,
el nombre de una calle en otra ciudad,
fechas congeladas, versos a medias
y una frase ininteligible
que recapitulaba toda nuestra
historia de amor.
En el resto de páginas constan
mis evasiones habituales.
Fotografía: Silja Magg
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