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ateo poeta

 

Es muy pronto,

no suelo madrugar

pero subió hasta aquí

el murmullo del tráfico

y me dejé envolver

por la primera luz.

 

Cualquier día vale

para inaugurar

una cierta perspectiva,

un propósito:

mi complicidad

con el silencio desnudo.

 

No hay más opciones:

o esta conciencia

o sucumbir

al filo de la navaja.

O perseguir el sueño

o ver las olas pasar.

 

Escribo listas,

ordeno lo esparcido

por los suelos,

ventilo la casa

y hago acopio de fuerzas

para salir a la calle

y sumergirme

en el anonimato.

 

A estas horas

la inquietud del tiempo

y de las ausencias

aún no ha saltado

por la ventana.

 

 

Ilustración: Christine Wu

 

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