Suspendida en una perpetuidad
de magnolias y días nacientes,
la escritura
desde el hígado,
la voz aterida y despellejada.
Quiero un centro níveo para la migración.
En las cúpulas dirimir: alas o abismos.
A más de cien metros de altitud
reincido en idénticas
obsesiones.
El vehículo del cuerpo
extremo, de una ciudad desnuda
a otra, es la metáfora.
Animales con ojos mudos,
reptantes, animales acuáticos,
congéneres.
Reservad un saldo azul
antes de cribar
las supersticiones.
Ilustración: Ayse Mihci
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