Blogia
ateo poeta

 

En la medida en que el lenguaje me traiciona

igual que una fiera desobedece al domador

con su natural y súbito arrebato,

un trayecto preciso de libertad

se instituye.

 

Eran los pétalos tersos,

una dulzura no empalagosa,

liviana, mártir,

una infinita comprensión del pálpito

lo que se disipaba de mi alcance en la carrera

como se disipan las huellas

y el sudor del esfuerzo.

 

La arquitectura

con su ropaje de andamios,

sobrevivir a la erosión de la intemperie,

suspender la ley que proscribe la afinidad

de la pieles iridiscentes.

 

Y arrancar ese anzuelo de las encías

por amor a las escamas

y a la corriente helada.

 

 

 

Fotografía: Daido Moriyama

 

 

0 comentarios