Antes, a mí Corelli
tampoco me decía nada.
Donde estuvieran
los Clash,
para qué tantas noñerías
o torpes imitadores.
Será que la vejez
acecha y me vuelvo
solidario con los ilustres
antepasados,
pero hasta la música barroca
me salva del hundimiento.
Fotografía: Ilse Bing
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