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ateo poeta

 

El punto medio

que no acaba de despuntar.

 

Se insinúa

como la belleza insólita

de los pétalos entumecidos

o las alas caprichosas

que pugnan por abandonar

su crisálida.

 

Las leyes de la oscilación,

sin embargo, empujan la línea

hacia uno de los extremos

tan a menudo aborrecibles:

 

del amor conducen al odio,

de la tristeza a lo exultante,

del ocaso al alba.

 

El punto medio podría ser

un buen antídoto

frente a los delirios

de pureza

si se aceptasen las espinas

de la rosa

y la metamorfosis

de los gusanos de seda.

 

Lo que observamos,

en su defecto,

son segmentos quebrados

y la virtud moribunda

del conjunto vacío.

 

 

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