Alguien llega
a la zona de intersecciones
y durante un tiempo
produce turbulencias
intangibles.
Desconocemos si consigue
explorar los callejones
oscuros del corazón
o si sólo deambula
por los aledaños
y las áreas periféricas.
Si le preocupa servir
a propósitos ajenos
sin recibir a cambio
una inmediata o equiparable
satisfacción.
La ciudad duerme y calla
con la melancolía
de costumbre.
Los nuevos interrogantes,
por lo menos, se alojan
en la atmósfera
de las noches
en vela.
Fotografía: Stanko Abadzic
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