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ateo poeta

 

Nunca le encuentro

mucho sentido al viaje.

 

Sólo me fío

de las motivaciones

más peregrinas:

asistir a algún evento,

obligaciones familiares

y, sobre todo, la huida.

 

Huir de lo asfixiante,

del tedio, de la agenda

sobrecargada.

 

Luego deambulo

sin muchos planes

y consumo las horas

observando

las vidas ajenas.

 

Sólo esta terapia

me refresca las ganas

y me levanta el ánimo.

 

Después del trajín

y de la ausencia

siempre surgen razones

para volver

a desearte.

 

 

Fotografía: Belén Fernández Suárez

 

 

 

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