Para sentir el contacto sincero que estremece
antes he tenido que temblar de frío
y abocarme a la intemperie
y recorrer sin posesiones las mesetas
del abandono.
Para maravillarme hasta la lágrima
por una escasa partícula de verdad
y de emoción,
antes he vagado por la noche de los lobos
y de las heridas abiertas con voluntad
inquebrantable.
Para descifrar cada pulso de tu voz
y los pliegues de los años calcinados
y el coral deslumbrante y sumergido
por el que significas,
ha sido necesaria mi escisión y el riesgo
del abismo, adherirme a la nuez
y a las horas muertas
de tu ausencia.
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