Algunos días todo parece escurrirse entre los dedos,
las teorías, los lugares, las figuras humeantes de la certeza.
Otros días, en cambio, nada se resiste a la seguridad
de lo tangible, el cielo y la brisa despiertan cada molécula
de mi piel, veo el futuro apetitoso como una fruta
a punto de ser mordida.
Todos los significados se agolpan en la melodía
que silbo. En cada instante, el universo palpitando.
En ese oscilar florece lo recién marchitado, cumplo
años, pago impuestos. Amo sin pena y con gloria.
Me evado siempre con excentricidades,
sólo para regresar a lo lacio.
De uno a otro lado de la quiebra, un eterno tránsito.
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carlos -