Blogia
ateo poeta

 

Un fuego medular que subyace.

 

Las partículas elementales revelan

lo inmóvil y perceptible

de cada donación.

 

La cosecha de tus manos de espigas.

 

Venid navegando, lirios rebosantes

de perfume,

deudores de la claridad.

 

Ni siquiera la caída de la hoja instiga

la rebelión del pan ácimo.

 

De tu despertar, la sustracción de la nada.

 

Sabes a tierra negra y mullida

donde van a reposar las especies

exhaustas de los océanos antiguos.

 

Es aconsejable instruirnos en lo leve.

 

Todo nos será confiscado algún día

para que no cesen las palpitaciones

en pos del interés natural.

 

Prescindir de máscaras y de agentes intermediarios.

 

Acércate al umbral del invierno,

incluso ahí, en su calor, comprenderemos

la deriva.

 

 

Fotografía: Yamamoto Masao

 

0 comentarios