Enfocar un primer plano
y dejar el fondo borroso,
envuelto
en la ambigüedad.
De esa suspensión
en un humo
de incertidumbre
dependen las formas
nítidas
más próximas.
Un rostro
o un objeto,
capturados al vuelo,
no cesan
en su transcurrir
más allá
de la fotografía.
Cada línea eterna
se rinde
a una mirada
que pudo no ser.
Entre los pliegues
de la luz,
en el vacío
posterior
o en los márgenes,
lo representado
demanda
su porción de verdad.
Para qué tanto color
si persiste
el enigma
de este universo.
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