El cuerpo humano
y otros organismos vivos
tienden,
dentro de su complejidad,
a la autorregulación.
¿De verdad?
¡Venga ya!
Los libros de biología
carecen de las más elemental
noción literaria.
A saber.
En este mundo
de héroes y villanos
no sólo nos toca lidiar
con las turbulencias
que suscitan.
Nuestro amor
por la zozobra, además,
rara vez se acaba
corrigiendo del todo.
No hay pastillas
ni religiones
que cumplan sin defectos
tamaña misión.
Para más inri,
a dos dedos de frente
que tengamos,
todos los augurios
apuntan a un cierto
y fatal desenlace.
Todo sería más fácil
si tan sólo yaciésemos
como las piedras
en los caminos.
Fotografía: Pedro López Batista
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