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ateo poeta

 

Pasan los años

y sobrevives.

 

¿Es que has sido

un tipo

con suerte?

Nunca podrás

responder.

 

Sólo te

agarrabas

a la vida

como a un

mástil en una

tormenta.

 

Y el rumbo,

ya se sabe,

era más cuestión

de instinto o de

reflejos que

de planes

premeditados.

 

Lo único que

puedes afirmar,

a estas alturas,

es que no

existe el

camino de

rosas.

 

Cuando no

te acuciaban

siniestros

inesperados

o daños

colaterales,

siempre te

tocaba la onda

expansiva

de los dolores

ajenos.

 

No había

escapatoria.

Sobrevivir

era eso:

saltar de un

lado a otro

cada vez que

acontecía

el naufragio.

 

 

Fotografía: Gloria Rodríguez

 

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