¿Qué es renacer?
No una nueva moda
esotérica
para curar a los tristes
seres que nadan
en la abundancia.
Tan sólo ir a la cita
con el médico
y que te asegure
que todo está
dentro de los parámetros
normales.
Y repetirlo uno
como un eco victorioso:
bien, todo es normal,
nada grave.
Esa abominable palabra,
la normalidad,
a la que hoy me agarro
como a un clavo
ardiendo.
¿Y qué es sucumbir
al peso
de las evidencias?
No padecer
por las muertes lejanas
que se cuentan
y se olvidan a la par
que seguimos
fieles a nuestras
rutinas.
No. Solo eso, no.
Es que te llame
una amiga
para compartir
su miedo
porque le acaban
de diagnosticar
un cáncer.
Es el dolor
impalpable y próximo,
ese ejército
de lo oscuro que busca
manifestarse.
El inframundo
llamando a la puerta
y al que no queremos
abrir:
no, ahora no, gracias,
no me interesa,
no tengo suelto.
Vivir y enfrentarse
a la finitud
de la vida. Por qué
hoy. Por qué hoy
el recuerdo
de que esas dos cosas
pueden suceder
al mismo tiempo.
Ilustración: Emiliano Ponzi
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