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ateo poeta

 

En el preciso momento

en que escribo

tengo una edad

determinada.

 

No se puede discutir,

es una aseveración

objetiva.

 

El error consiste

en datar los textos

según esa edad

como un atributo.

 

Hoy es una contingencia

que depende

de cómo he sobrevivido

hasta ahora.

 

Lo que pienso

se ha ido cultivando

en un mar

de lentitud

y balizas.

 

Nada me asegura

que este mensaje

tenga un público hábil

para romper

la botella.

 

Yo mismo

naufrago

a menudo.

 

Mis años y días

respirando aquí

según el registro oficial

poco dicen

del proceso.

 

De las piedras en el camino.

De achicar agua.

 

De las dulces manifestaciones

de la brisa y el amor.

 

Y luego, para colmo,

está el dilema

de si debo celebrar

el próximo martes

mi aniversario.

 

 

Fotografía: Olmo Calvo

 

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