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ateo poeta

 

De acuerdo con el personaje que conoció

la inmortalidad en El Aleph de Borges

“no hay cosa que no esté compensada con otra”

y “en los juegos de azar las cifras pares y las cifras

impares tienden al equilibrio”.

 

Ceteris paribus, las especulaciones filosóficas

acerca del devenir y de la ignorancia de la razón

son el contrapunto idóneo a las rutinas minuciosas

que se inmiscuyen en la totalidad del ser

sin complejos ni atributos universales.

 

Valga de casuística la inevitable adaptación

a la finita soledad que sume al cetáceo

varado en la orilla después de haber surcado

dichoso el éxtasis natatorio en compañía

de sus amados congéneres.

 

Para otros preceptos de similar dialéctica

el argentino abastece de munición

en los capítulos a seguir.

 

 

Fotografía: Daido Moriyama

 

 

 

 

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