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ateo poeta

 

Siempre me digo

que esa ebriedad,

tanta dicha,

lo íntimo

y perturbador,

extemporáneo,

al margen de,

que atraviesa

cuerpo y alma,

lo que tú conoces

e inspiras,

es lo más

venerable

y no merecen pena

ni austeridad

que valgan.

 

Y si lo efímero,

la pérdida,

esta ruin ausencia,

vuelven a amargarme

el día,

solo invocaré

a la suerte,

nadar en tu memoria,

instigación

del ahí

y lo universal.

 

 

Fotografía: Chema Madoz

 

 

 

 

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