Tus pechos mitigan las ruinas heladas.
Con la sal viene un estrato de amor
sin pulir.
Ala azul que rompe las cadenas del sábado.
El afán de sostener un rumor
nutritivo que empuja dos metros
esenciales.
Nadie llora por los adultos
sin juguetes. Sonrisa torcida. Bambú.
En la extracción con las yemas
de los dedos reside la música.
Ballenas de marfil acuden.
Cierto que todavía no.
Dices que mis ojos continúan
disconformes.
Cuánta belleza y jazmín deberían
asignarse a la hora del té.
Tus pechos, a ras de las olas.
Fotografía: Sebastiao Salgado
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