Es suficiente con que me escribas
unas líneas.
Déjame leer entre sus sombras
y a contraluz.
La vida naufraga inane, moribunda,
desahuciada si no alcanzo
a vislumbrarte.
Y recapitular.
Septiembre. Más de treinta
grados.
Anhelo la retirada de esta atmósfera
sofocante.
Que suceda lo extraordinario.
La cola de una ballena
en su dicha. La cabeza
de un alfiler.
La palabra paraíso.
El tiempo que cede.
Una razón, cualquiera, espuria,
inefable, ahí, no importa,
y no claudicar.
A las primeras de cambio.
Anticiparme a leer lo que instigas
y adviene.
Fotografía: Sebastiao Salgado
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