Por causa de esa necesidad. Inventamos
un dialecto. Un estilo. Hicimos piña.
Llámanos secta, me es indiferente. Todo
consistía. Es muy simple. Distinción.
Capital. Fronteras, más vanguardia que
otras precedentes ya recicladas y
centrifugadas y voz dominante desde
sus sillones. Apoltronados.
¿Qué sabrá el pueblo? ¿Quién se atreve
a designarlo sin mala fe? Desinterés.
Que te lo crees tú. Nadie me
representa. No estoy
aquí. Era.
Fotografía: Viki Kollerová
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