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ateo poeta

 

 

Por causa de esa necesidad. Inventamos

un dialecto. Un estilo. Hicimos piña.

Llámanos secta, me es indiferente. Todo

consistía. Es muy simple. Distinción.

 

Capital. Fronteras, más vanguardia que

otras precedentes ya recicladas y

centrifugadas y voz dominante desde

sus sillones. Apoltronados.

 

¿Qué sabrá el pueblo? ¿Quién se atreve

a designarlo sin mala fe? Desinterés.

Que te lo crees tú. Nadie me

representa. No estoy

aquí. Era.

 

 

Fotografía: Viki Kollerová

 

 

 

 

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