Cumpliendo
el papel otorgado
a una persona madura,
respondí a tu pregunta:
me gustan divinas
y con una pizca
de misteriosas,
avispadas y rebeldes
con causa,
y que no se agoten
con mi absurda
conversación.
Pensándolo mejor,
el problema reside
en que las acabo
eligiendo
como un novicio
adolescente.
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