En el capítulo tercero, si la estructura
se ajustase a esa convención
se desvelarían los misterios que definen
al personaje principal, si ellos
pudieran arrojar cierta luz
sobre el susodicho
en vez de divagaciones mediante frases lapidarias
que si libra una guerra consigo mismo
que si salió escaldado muy a menudo
que afronta los conflictos interpersonales
con un ojo en aquellos teoremas de psicología
asertiva en los que le instruyeron unos pacifistas
radicales en Madrid, cuando el sofoco
estival, la canícula, aún no se había cernido
aplastante sobre la ciudad
y eso le recordó que huir no conduce
a ningún sitio, que no se puede pasar la vida
huyendo, qué será la buena vida
más allá de unos dulcificantes consejos
de clase media para mitigar la conciencia
depredadora, el abuso
la extenuación
arengas a una naturaleza preñada
de artificios
juegos de manos, birlibirloque
si el narrador no se distrajese con nociones
metafísicas
cazaría al vuelo la libre asociación
de ideas:
ha avistado un jabalí solitario mientras
corría junto al pantano de Kowloon
después de seis meses de convalecencia
porque la edad, los cartílagos
los tendones, la rótula, el mismo día
que ella preparaba su declaración
y despedida
ya no están para esos trotes
pensó: siempre fue un deporte de pobres
las primeras carreras populares
a las que asistió en Carabanchel, Canillejas
Vallecas
y si se pone de moda entre los pijos
les dura dos telediarios, demasiado
ácido láctico, rostros demacrados
fatiga, esos negros etíopes o keniatas
que alzan su vuelo supersónico
desde más abajo de los más pobres
de los países ricos
Fotografía: yama-bato
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