Quizá la poesía no sirva para el juicio político, la demoscopia,
escrutar el voto, dirimir las intenciones
del electorado.
Ni arenga siquiera.
¿Y acaso para señalar la voz aplastada por la
maquinaria?
¿Quién se identificará con la amargura y la frustración
de quien compone versos épicos a la hora
del desayuno?
Decidir, agitar, expresar: figuras del imaginario.
La democracia
de los ninguneados y derrotados. El pueblo
en el lodazal. ¿Cómo saldremos?
Con estos mimbres, con esos caníbales que siempre
gobiernan, no puedes amar al prójimo, a cualquiera.
El amor, la pasión, la autonomía me parecen
necesidades con mayor sustancia.
¿Qué poema logrará adelantarse al devenir?
Fotografía: Ash Thayer
0 comentarios