En realidad, el trance al escribir, los saltos acrobáticos
entre frase y frase, el abismo que se anuncia ante uno
cada día, la seducción del caos y de sus órdenes
subyacentes, la luz que emana de los días festivos
y de los cuerpos salados, las alegorías y las cosas
que representan significados y deseos en cualquier
ámbito íntimo, la lectura a sobresaltos de este mundo
injusto,
tan solo constituyen las capas de la cebolla.
Fotografía: Sára Saudkova
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