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ateo poeta

Viajando con Zenón

Viajando con Zenón

Al filo de la hora de cierre, en el supermercado del barrio, secciones de embutidos y carnicería: tres empleadas sueñan estentóreas en voz alta, si les tocase la lotería viajarían lejos, unas a lugares exóticos, otras a exquisitos parajes y balnearios; pero que toque mucho, concuerdan, como para jubilarse.

 

Lo peor serian unas migajas, que la ilusión siga royéndoles de por vida.

 

A mi izquierda, en el avión, una joven sueca y rubia y madre por segunda vez: sigue cobrando el noventa por cien de su, sospecho, abultado salario, durante dieciséis meses; antes viajaba sola una vez por semana a las embajadas suecas por todo el mundo, y lo echa de menos.

 

Le hace pedorretas a su bebé y sueña con volver a cabalgar los cielos. Un azafato que le da el relevo comenta que en este vuelo han despachado más menús, de pago, que de costumbre.

 

En las reclusiones físicas sólo cabe la evasión interior.

De las cárceles invisibles pensamos que podemos huir a algún exterior, el que sea.

 

Pero el movimiento, si no es paradójico, produce constantes ‘jet lags’ y mareos.

 

(Por cierto, ¿cuántos sentidos de la vida cobijarían todos aquellos turistas?)

 

 

2 comentarios

ateopoeta -

Y hasta los vigilantes son vigilados, los carceleros pasan su vida en prisión, los guías turísticos pasan por paisajes de cartón piedra y sólo desean descansar en su casa o en su pueblo... Hace unos días, en el aeropuerto de Barajas dos guardias del control de "objetos peligrosos" disertaban entusiastamente sobre el programa P2P de descarga de ficheros de internet que mejor les funcionaba... Hasta esa evasión "pirata" puede más que la desidia de su profesión.

polikarpov -

No sueñan en jubilarse sino en retirarse, que es distinto. Escapar lejos hizo a los sapiens salir de Olduvai. El mito del paraíso es el negocio de los touroperadores pero también un sueño humano real a pesar del poema de Itaca del amigo Kavafis. Por algo la reclusión física mata mentalmente a muchos mamíferos, por algo, para las otras reclusiones, los humanos, con la imaginación a cuestas, echamos a volar