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ateo poeta

 

Me alimento con las hierbas del olvido

y queso azul como un examen de analogías.

Remite la fiebre como si de fondo danzaran

las espadas arcanas en sus quimeras de ingenio.

Husmeo la primavera en el futuro imperfecto

que delatan los ánimos volubles y la menta.

Salto con pértigas por las calles. Aún es febrero,

hay témpanos y ese aroma a café tostado

que viene de la fábrica del río. Veo tu torso

desnudo y playas lánguidas en mis ojos.

Deseo acurrucarme en mi infancia, ese océano

de medicinas naturales sin domicilio.

Es hora del vientre que forjará armonías tenaces

y un firmamento donde se esparcen fortunas.

 

 

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