Blogia
ateo poeta

Jardín de las delicias

Jardín de las delicias

 

Para ingresar en el jardín botánico

se requieren credenciales simples:

voluntad de aspirar, euforia y canto.

 

Esparcirás en él tus secretos

a cuentagotas, como el riego preciso.

Y de las taxonomías tropicales

deducirás el ardor de cada día.

 

El jardín botánico es sólo el arte:

tú pones el brillo y los amores rupestres.

Entras en paz con tus vestigios y espadas.

Solidario con los insectos y los estanques,

consciente de lo efímero de tus raíces.

Das. Lates. Embelleces.

 

Para ingresar en la lujuria de las flores

se requiere libar el néctar prohibido:

una breve enajenación, suspender

la gravedad de las cosas, sonreír,

dejarse mecer. El éxtasis es contingente.

No puedes temer su finitud: se irá

y volverá por su propio pie.

 

Y el sol seguirá nutriendo tu ser

cálido y tenaz.

 

 

 

1 comentario

Polikarpov -

Se respira placer y paz en el poema, si es que placer y paz pueden estar juntos. Yo creo que si. Surge la oposición en el tiempo entre vivir, leer, escribir…todo es lo mismo, parte e la misma vida, compartimentos abiertos. Las palabras a veces intensifican el amor y también el silencio en el placer y las lecturas, hasta las que nos pone en los dedos el azar, nos dan caminos nuevos para mirar el mundo. Instantes de lectura, momentos de escribir y todo el tiempo para salir a la calle, respirar la ciudad, tomar de la mano a quien amamos para irnos lejos o muy cerca.

Si, se respira placer y paz, todo eso que nos da el sexo cuando la piel es como el mar, abierta, limpia, suave, dispuesta mecer nuestro cuerpo y a provocar tormentas dulces.
El destino ha venido a disculparse contigo, como decía en oro poema mi amiga Inmaculada Mengibar, siéntete feliz, feliz en plenitud.