Umbrales
La última película de Cesc Gay lleva el irónico título de V.O.S (o sea, Versión Original Subtitulada, supuestamente) y, en consecuencia, desarrolla con mucho humor el rodaje de la misma película que estamos viendo. El bucle que genera es deconcertante por momentos, pero pronto se aprecia que hay dos historias entrelazadas como en una banda de Möebius. El director ha desdibujado a propósito el umbral entre ambas historias, pero esa edulcoración le añade una pizca de buen humor y sorpresa que mantiene activo y crítico al espectador. En el fondo del relato, pues, aparece la historia de un “making off” en el cual un director de cine está rodando una película y podemos distinguir ahí al tropel del equipo técnico de operarios trabajando en esa película, las entretelas de los escenarios y los ensayos de los actores. En ese plano se nos muestran las condiciones de trabajo de todo ese colectivo de jóvenes a la moda alternativa iniciándose en el mundo del cine, sometidos a las órdenes del director y de los productores, casi sin hablar, pero con gestos y guiños sutiles que son todo un poema. En el otro plano de la narración se nos ofrece un drama salpicado de escenas que parecen una parodia de las comedias románticas norteamericanas o de Bollywood, sin dejar de ser verosímiles. Menos mal que cada diez o quince minutos se vuelve al otro lado del telón para darnos el toque de humor y credibilidad que nos incita a relativizar muchos de los problemas que representan los personajes. Éstos son dos hombres y dos mujeres de mediana edad (jóvenes maduritos viviendo en Barcelona) cuyo drama no deja de ser singular, aunque ya manido con frecuencia en las pantallas. Por una parte, una pareja (él, profesor de cine y guionista; ella, promotora de una escuela infantil alternativa) que busca piso, se van a vivir juntos y, al poco tiempo, rompen su relación. Por otra parte, un chico (diseñador de páginas web) y una chica (de familia acomodada, con piso en propiedad o cedido por su familia) que han decidido tener un hijo “en común” pero sin tener una relación amorosa por medio ni vivir juntos, por lo menos hasta el momento en que lo intentan. De nuevo Cesc Gay se ha vuelto a lucir con sus tretas para hacernos comprender el cine y los típicos problemas sentimentales de profesionales acomodados de clase media desde la paradójica mirada de un profesional del cine de la misma condición social, al que no vemos pero que intuimos constantemente. Cine inteligente y sugerente aunque es una pena que no haya tiempo para conocer más detalles de los dramas de las dos parejas retratadas. Una excelente crítica que he leído sobre la película ahonda más en las mismas cuestiones y no escatima halagos para esta amena y recomendable cinta: http://babel36.wordpress.com/2009/07/12/v-o-s-cesc-gay-2009/
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