poemas en blanco
Tus dedos salados.
Tus dedos salados
que relamo.
Tónico para despertar.
Lo bebo.
Como bebo en tu pelo
lacio
e infructuoso.
Lo líquido no está ahí.
Está en tu boca
y en las palabras gaseosas
que salen de tu boca.
Que salen de tu boca sólida
como salen esas pompas
de jabón o de chicle
cuando me miras.
Como brota la espuma
salada.
Salada como tus uñas.
Salada como tus dedos
y tu mar de piel
que relamo.
Que relamo
en esta tierra interior.
En esta tierra
de agua dulce.
**
Me llenas.
Me llenas y me desbordo.
Me desbordo tanto
que me vacío.
Y me vacío
con vértigo
a no llenarme nunca más.
A no tener vértigo
nunca más.
Y con vértigo
a llenarte como me llenas.
Gota a gota.
Como te desbordas
sobre mí
gota a gota.
Y temes como temo yo
el precipicio.
A precipitarnos.
A llenarnos precipitadamente
hasta los labios.
Hasta los labios amoratados.
Los labios que no saben
cuánto hay dentro
que grita.
Que grita por salir.
Por llenarte
de nuevo.
Por llenarme
y quedar de nuevo
tan desnudos.
Como siempre.
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