ardiente (I)
EL BESO DE SAFO
Más pálidos que el mármol transparente,
más blancos que los blancos vellocinos,
se anudan los dos cuerpos femeninos
en un grupo escultórico y ardiente.
Antes de cebra, escorzos de serpiente,
combas rotundas, senos colombinos,
una lumbre los labios purpurinos
y las dos cabelleras un torrente.
En el vivo combate, los pezones
que se embisten, parecen dos pitones
trabados en eróticas pendencias,
y en medio de los muslos enlazados,
dos rosas de capullos inviolados
destilan y confunden sus esencias.
Efrén Rebolledo, Caro Victrix
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