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ateo poeta



 

Se enciende el día

con una huelga,

con la conciencia

de lo efímero.

 

No es un sueño,

insisto.

Si todo perece,

también la sumisión.

 

El cuerpo pleno

y ausente

reclama su fruto.

El derecho

a la fragancia.

Conocer

la inversión de las nociones.

 

Qué, si no,

puede ser la lucidez.

 

A esa ebriedad

de estar,

de aproximarnos,

nos convocan.

 

Fotografía: Alexandre Matias

 

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