A medida que esparzo huellas en la nieve
y me alejo del tumulto,
soy partidario de la flor radical:
¿y qué puede augurar un reflejo fiel
a las vibraciones de un cuerpo sin rémoras?
¿Por qué sembraremos escarcha
en nuestro círculo de injerencias?
En lugar de la prolongación del silencio
y su herrumbre,
siempre cabe rendirse al abrazo
incondicional, innato.
¿Por qué dudar si sólo la miel
más generosa procedía
de tus pechos tras la floración
del tomillo?
Ante la perspectiva de un abismo
ninguna estructura vidriosa u opaca
puede contenerme, vuelvo
a la espesura. Y a intentar
el auspicio
de un equilibrio.
¿Cómo podré compensar tu claridad?
¿Cómo seguirás aleteando
dentro de mi sed?
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