Si la arquitectura del deseo
carece de la perspectiva en picado
que culmina en la disertación de la ola.
Si en mi labio inferior pronuncio abril
y epifanía y me intereso por las vicisitudes
de los minutos combatientes contra reloj.
Si no te conformas con la mecánica de la rodilla
ni con la escueta información que figura en tu documento
nacional de identidad o en la filigrana que refracta
el maquillaje de los sólidos precipitados.
Si consigues que la luz cegadora
propicie la longevidad de lo viable
y tus ojos descansen del azogue y del caudal.
Si se reanuda la virtud de la arena exacta,
si crepita el porvenir a medida que te descifro,
si persiste la acrobacia en el vacío que me sostiene
y, entonces, sólo tu audición superviviente, inquieta
e inasible, omite la conclusión del silogismo.
Fotografía: Sarah Moon
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