Encima de tu hombro
terso recala
un sueño de lentitud,
confiado,
sol que sonrosa
la línea tangencial
y llama
al pecho feliz,
al pecho aceituna,
amamanta
la luz de las carencias,
pespunta las costuras
del disfraz
adulto y en vilo,
alisa
la superficie,
me arrastras los dedos
como a un pecio
hasta las aguas
de hierbabuena,
y gimes sin dolor
recibiendo
el ungüento mínimo,
contraes
la bella tez,
migra el tiempo,
nos olvidamos
de la distancia y la nieve,
y gimes otras veces
hasta llenar el vaso,
y muerdo más
tu pan tierno,
en la vigilia, en tu cintura
te rodea
mi pensamiento,
y regresamos
a la latitud desimantada
y a la posición
horizontal.
Ilustración: Juan Francisco Casas
0 comentarios