Te sueño transfigurada
en el envés
de las esencias, impaciente
por que la flexibilidad
de tus pasos de tango
corte la sed de mis dedos,
mujer más nocturna
que las flores del desierto,
adicción
a tus tobillos jónicos
y a su ascendencia,
como si tu mirar
oriental
o el aliño cobrizo
en que estoy inmerso
cifrasen las coordenadas
del relámpago,
baten las olas contra
las paredes
de esa hipnosis,
de cuclillas recojo
tus mieles, suenas
al timbre de la bicicleta
sin rozamiento,
son vigorosos
tus disfraces que aireas
con esmero y sudas,
mientras te muerdo la luz
pierdo el apetito
pero te atragantas en mi
paladar,
ahí se disipa
el pánico al vacío,
el interés y la crematística,
tú vives
del algodón y acaparas
múltiples beneficios,
sopas rojas, ajonjolí,
la llave del laberinto,
mi aliciente
por recomponer todas
las piezas imposibles
en tu vientre
de sol.
Fotografía: Edouard Boubat
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