Nos cubre un cielo denso y mudo,
un silencio azul, cantera, omisión
cristalina.
Son hermosas las puntas de tu cabello
velando e indicando lo prohibido
del gesto.
Aquí la noche es lánguida.
Las palabras no alcanzan, dan
sed.
Como la hierba mullida, haciendo
recuento de los pasos.
En el extremo se atisban témpanos
y un amanecer incondicional.
Ilustración: Tadanori Yokoo
0 comentarios