Me han encargado un poema
políticamente incorrecto
para colgar en las paredes
de una reputada galería
de un país cualquiera
donde se ríe y se aplaude
y corre el champán
y la gente luce sus mejores
galas y hasta parece feliz
con toda esa carnaza
que les hemos arrojado.
Fotografía: Mathew Rolston
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