Hoy en la comida
hablamos del arte,
de su vacuidad,
del sometimiento
al mercado y a la tiranía
del elogio,
del concepto
en lugar del artista,
de la epifanía
del silencio
y del gesto
insobornable,
como una mueca,
de quien rehúsa
cualquier disciplina
estética.
Mi contribución
al debate fue escasa:
no cesé de imaginarte
ciega,
sublime,
entregada
sin complejos
a la fuente más segura
de tu placer.
Fotografía: Victor Demarchelier
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