Ahí se queda,
te ofrezco su lectura,
una línea de fuga, algo
con lo que entretener
las yemas de tus dedos,
para que hilvanes
en los márgenes,
para que respires
con alevosía,
por si buscas un nombre
propio con el que indicar
lo clandestino,
tu particular manera
de recuperar el tiempo,
de crearlo, de cabalgarlo
a expensas
de los placebos y simulacros
de felicidad.
Puedes ahorrarte
los comentarios, me conformo
con tu placer en secreto.
Ilustración: Andre Dahmer
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