Con el amor pasional
uno tiene la sensación
de estar dándose de cabeza
contra un muro,
una y otra vez,
olvidando el dolor
al minuto siguiente
y reconociendo
que la edad no es un grado.
Con el amor romántico,
más bien, parece
que no dejas de dar vueltas
en una noria
de esos acartonados
parques de atracciones
con sus empalagosas
chucherías.
A este respecto
algún dios sin escrúpulos
debió de proscribir
toda categoría
intermedia.
Fotografía: Julia Margaret Simon
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