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ateo poeta

 

Puntos suspensivos

en el medio del océano

y aguas revueltas.

 

Cada palabra pronunciada

contenía toda la sal y la luz

propias del momento.

 

Ningún lastre más

antes de sumergirse.

 

Escamas, pieles como seda,

salir a calentarse e invitar

a la quietud

a favor del oleaje.

 

Diviso signos

en tierra: siempre nado

hacia tu orilla

pero desconozco

tu nombre verde y maduro.

 

Después del cansancio

y la desorientación

todavía hay tiempo

para jugar

a la búsqueda del tesoro.

 

 

Fotografía: Bruce Weber

 

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