Uno de los motivos
principales de mi exilio
es para entender,
de una vez por todas,
ese fino sentido del humor
inglés.
Es desesperante:
siempre me pierdo
la gracia
en el momento álgido
de las conversaciones,
y en tantas películas.
La crisis económica
y otras miserias
nunca me empujarían
con tanto ímpetu.
Fotografía: Robert Adams
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