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Jugabilidad

Jugabilidad

 

En su honorable cometido por contribuir al resplandor de nuestra lengua y a su adaptación conveniente a las fuerzas del mercado, el gobierno se inclina por regular el marco presente de las relaciones laborales con el innovador concepto de "jugabilidad". De este modo se sustituyen las anteriores apelaciones a la flexibilidad, en las últimas décadas, y a la seguridad, antaño, por considerarlas obsoletas a la luz de las auditorías muy independientes que se han encargado a compañías de acreditada solvencia y de total confianza de los amigos del consejo de ministros. Afanados en su ardua labor cotidiana de ciencia política y de la administración, las autoridades han resuelto inaugurar el nuevo código laboral que entrará en vigor a partir de su inminente publicación en el boletín satírico del estado.

 

La rueda de prensa dictada por el portavoz gubernamental ha adelantado las principales características de esta tecnología verbal con alto valor añadido que posicionará al país a la vanguardia de la competencia internacional en la materia. En concreto, gracias a la jugabilidad se eliminarán definitivamente todas las ataduras que lastraba el contrato de trabajo pues éste se orquestaba gracias a una evidente disparidad de fuerzas entre las partes contratantes. Las revolucionarias teorías gerenciales de la última hornada han fundamentado sobradamente tales premisas abriendo un amplio abanico de posibilidades para las políticas de empleo. De este modo se ha descubierto que las actitudes lúdicas y deportivas hacia el trabajo favorecen una mejor asunción resignada del fracaso y más meritorias recompensas del sacrificio. Si en lugar de pelear vis a vis por las cláusulas contractuales o, a través de anquilosadas maquinarias sindicales burocratizadas, en las extenuantes negociaciones de los convenios colectivos, se concibe el trabajo al margen del salario, como un juego más en la vida, todo resultado habrá de ser tomado con deportividad. Para ganar hay que arriesgar. Quien no arriesga, no puede ganar. No se trata de buscar trabajo ni siquiera de rendir más por menos sueldo, sino de querer jugar. Lo importante es participar. Es sabido que no todo el mundo puede ser empresario, pero ahora, en el marco de la jugabilidad, todo el mundo puede arriesgar y jugar como un empresario. Incluso puede y debe utilizar sus dotes estratégicas para jugar en el mismo equipo de un empresario frente a otros equipos rivales.

 

La dedicación vocacional y compulsiva de los deportistas de élite va a servir como paradigma laboral, tal como ha expresado el presidente del gobierno, enfatizando su admiración por esos compatriotas orgullosos de vestirse con los colores de la bandera nacional y de alcanzar las metas más elevadas sin parar mientes en horarios, jornadas, responsabilidades familiares o minucias alimentarias que puedan alterar su rendimiento. La economía, en consecuencia, será más competitiva pues los trabajadores lúdicos son más productivos y, además, voluntarios. De esta manera se espera incrementar el reclutamiento laboral en un doscientos por cien durante el segundo trimestre del año en curso, aunque, justo es reconocerlo, este extremo rara vez es desmentido a posteriori debido a que siempre hay noticias más candentes que cubrir. El término desempleo, por fin, podrá desterrarse de las estadísticas junto a todas esas connotaciones peyorativas que arrastraba la necesidad de trabajar a disgusto.

 

El gobierno, no cabe duda, se siente muy satisfecho con este hallazgo interdisciplinar y confía en su rápida implantación a lo largo y ancho del territorio, allá donde permanezca alguna actividad económica que no se haya desplazado a algún paraíso fiscal. La tributación y las supuestas gratificaciones de esta nueva modalidad laboral están todavía pendientes de un desarrollo legislativo al por menor que se ha encargado a la lonja del departamento jurídico del ministerio de interior en previsión de los altercados que pueda acarrear la resistencia al cambio por parte del proletariado más reaccionario. Lo que sí se ha experimentado ya con éxito es un prototipo de jugabilidad laboral semejante al de las publicaciones en las redes sociales, según ha confirmado la ministra del ramo de las nuevas tecnologías de la comunicación viral y de la higiene pública. Varios millones de votantes ya habrían manifestado su disposición favorable a la medida a juzgar por el elevado número de "me gusta" registrados por el producto.

 

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