¿Por qué acarrear con todos los libros
hasta las antípodas?
¿Qué temor a mi propia memoria
da pie a esa procesión funeraria?
¿Es que respiro mejor
al lado de todas esas palabras luminosas
aunque reposen en papeles mustios?
¿Por qué si todos los grandes
pensamientos ya se han pulverizado
en ese cosmos descarnado y eléctrico?
¿Es mejor seguir con el delirio
expresivo de uno o cuidar el diálogo
interminable con los espectros y ruinas
de los clásicos?
¿Como gimnasia del alma o
a modo de las esporas de vanidad
que quizá prendan en algún desierto?
¿Por qué me quita el sueño
todo lo que quiero leer, acaso
hay edad para su guía simultánea?
¿En qué lugar del atlas se enterrarán
estos murmullos de ahora?
Ilustración: Jason Eskenazi
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