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ateo poeta

 

Una manada de nubes grises,

como elefantes,

se acerca a paso firme.

La temperatura es alta, superior

a los treinta grados, un bochornoso

calor húmedo.

Apenas arrecia la descarga

de lluvia por unos minutos

y se disipa la turba, guareciéndose

bajo las cornisas.

Empujada por un aire invisible,

la masa algodonada del monzón

se dirige hacia las cumbres protectoras,

permitiendo un clarear

hasta que las autoridades avisen

al turno siguiente.

 

No he visto los élitros de las mariposas

por ningún lado.

 

 

Fotografía: Miguel Martínez

 


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