El arte es una cosa muy seria.
No hay más que ver cuántos
intérpretes eruditos
pontifican y sientan cátedra
al objeto de separar
el grano de la paja.
El arte sublime produce conceptos,
genios y locos de atar.
Algunos hasta comen
tres veces al día.
El arte es una ciencia solvente
y de rentabilidad variable.
¿Qué otra actividad
podría recurrir
al infinito yacimiento
de signos de exclamación
como materia prima?
El arte es también y no menos
ilustre metafísica.
Una guirnalda encendida
a propósito
mientras un sol radiante
describe en el vacío
su vieja parábola.
El arte sublima deseos
y pesadillas, y constituye
un tratamiento muy aconsejable
en la medicina natural.
En caso de efectos secundarios,
consúltese la fecha de caducidad.
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