No hay otro camino
que perder el camino,
experimentar la turbación,
las señales confusas,
la renuencia del sol a guiar.
Nos han conducido
por demasiados caminos trillados.
Los puntos de llegada se desvanecen
y desintegran atómicamente
en cuanto se alcanzan.
Olvidamos perseguir
la flor de loto que calme
el dolor, el nicho de seda
que sacie el sueño.
Memoria. Flotación.
Transparencia del rojo.
No rendirse a lo vigente.
Ilustración: Guido Crepax
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